La Salada, el techo del Alto Palancia

La Salada, el techo del Alto Palancia

  • Fecha: 9 de agosto de 2015.
  • Hora: 7:50
  • Distancia: 51.8 km
  • Asistentes: Alberto, Cente, Sanchez y Paco


Esta era una de las rutas más deseadas, llevábamos varios veranos queriéndola hacer y por fin llegó el día. Ni el mal tiempo con el que se levantó el día no tiró para atrás a los cuatro miembros de Garbici que finalmente nos animamos a pedalearla.
A las 7:50 nos montamos en las bicis bajo unas nubes amenazantes. La ruta diferencia 4 tramos claramente diferenciados, una larga subida hasta el paraje del Pozo Junco, una zona de sube y baja hasta la Salada, una interminable bajada por las Peñas del Diablo y Peñaescabia, y una ascensión final tras pasar el Molinar.
En la subida, Sanchez y Cente marcaban el paso. Alberto se le notaba algo cansado del día anterior y yo tenía bastante con intentar seguir su ritmo. A mitad de subida tuvimos que parar a arreglar un pinchazo de Alberto pero gracias al tubeless el mal no fue a mayores.
El tiempo empeoraba por momentos, la niebla se cerraba y con ello, se nos privaba de ver una preciosas vistas a medidas que nos acercábamos a la Salada. Antes de coronar, la niebla se convirtió en lluvia aunque como la temperatura acompañaba no se hacía demasiado molesta.
En la cima de la Salada nos refugiamos en una antigua caseta de la base militar donde también aprovechamos para reponer fuerzas. El día no se despejaba, el chirimiri seguía cayendo, así que cogimos las bicis y comenzamos la larga bajada.
El el peor momento Alberto se quedó sin frenos. El primer tramo de la bajada estaba muy roto, pero después se convierte en una pista ancha en muy buenas condiciones que permite coger velocidad sin curvas demasiado peligrosas. Para evitar alcances, Alberto se lanza por delante, yo intento seguirlo y por detrás Sanchez y Cente bajan con más precaución. Tras más de 16 km de casi continua bajada las nubes empezararon a escampar y pudimos disfrutar un poco de las vistas. Una vez abajo aprovechamos el paso por la fuente de los Cloticos para hacer una pequeña parada y rellenar los bidones.
Nos quedaba una última subida para regresar a El Toro en la cual yo me quedé algo descolgado. Esto hizo que el resto se pasara de largo del desvío que debíamos tomar con lo que yo llegué por un sitio y ellos por otro.
En resumen, una espectacular ruta pero que el tiempo no nos dejó disfrutar mucho.


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