El Desierto de las Palmas

23 de julio de 2011. A las 6:00 AM hemos quedado Alberto, Sanchez y un servidor con las bicis cargas en los coches para un nuevo reto, la ascensión al Monte Bartolo en el Desierto de las Palmas incluida en una ruta entre Benicasim y la Pobla Tornesa.
A las 7:00 AM ya estábamos en la Urbanización de la Parreta de Benicasim para iniciar nuestra ruta. Gracias a Dios el día aparece nublado y algo amenazante de lluvia, que no esté Lorenzo con todo su poderío facilitará bastante las cosas. Comenzamos la marcha por el interior de la urbanización ya cara arriba. Nada más salir de la urbanización ya nos encontramos con pista de tierra, aunque no dura mucho, en el km 2 la tierra se sustituye por hormigón y aparecen los primeros rampones de aúpa. Yo recurro a mi molinillo y Alberto y Sanchez se me escapan un poco. Después de estos rampones llegamos a la carretera que sube desde la Ermita de la Magdalena, pero a los pocos metros la abandonamos para meternos en la Urbanización de El Refugio, por supuesto la ascensión continúa.
A la salida de la urbanización regresamos de nuevo al terreno de tierra, después de una pequeña rampa dura a la salida de la misma el terreno se suaviza un poco. La pista nos llevará hacia el Coll de la Mola. Me engancho de nuevo al grupo pero intento no cebarme si no estos dos hoy me matan. A punto de coronar el Coll de la Mola giramos a la derecha, de nuevo otra pista de tierra y por supuestos sigue ascendiendo. Esta pista nos dejará en el carretera que sube al Bartolo. El final de la ascensión lo hacemos por dicha carretera donde yo hago un poco la goma, me marco mi ritmo y subo sin problemas con buena cadencia. En la cima estaban esperándome donde disfrutamos un rato de las vistas ¡Impresionantes!
Acabamos de llegar a la cima del Bartolo a más de 730 m sobre el nivel del mar. 660 metros de desnivel, más de 8 km de continua subida lo que da una pendiente media del 8.2%. Reto superado, aunque todavía quedaba más.
Ahora nos dirigirnos al alto del Colomer, una pequeña bajada y otra pequeña subida nos deja junta a la cima de este nuevo alto y desde ahí una larguísima bajada hacia la Font de Sant Roc. La pista es ancha y en buena condiciones pero el terreno muy resbaladizo, noto que la rueda de delante no agarra lo que toca, combinado con curvas bastante mal peraltadas hacen que en más de una curva se me hayan puesto de corbata.
Después de bajar toca subir, y menuda subida. Hasta Sanchez sufrió. Pista ancha pero una rampas duras combinadas con un terreno algo resbaladizo te obligaban a apretar los dientes. En una de las rampas Sanchez tuvo que echar pie a tierra, yo que iba cubriéndole las espaldas, y ya hacia bastante, me pare en un pequeño rellano anterior para poder coger carrerilla y encarar la rampa. Al final coronamos, el puerto nos sorprendió a todos, además existía la posibilidad de seguir ascendiendo hasta el Bartolo en un trazado diferente, pero nosotros nos dirigimos hacia la ermita de las Santas. Al final fueron poco menos de 3 km pero con un desnivel medio superior al 10 %.
Llegamos a las Santas donde cargamos agua. Las nubes cubrían el cielo y por el momento no habíamos sufrido calor. Después de otra pequeña ascensión llegamos a La Pobla Tornesa donde realizamos el avituallamiento. Lo mejor, las enormes jarras de vino con gaseosa.
Salimos de la Pobla Tornesa y de nuevo cara arriba. Ahora toca ascender el Coll de la Mola de nuevo, aunque esta vez por la cara oeste. Esta vez la ascensión es suave, lo que hace que subamos a tren, a un ritmo fuerte y a pesar de ello consigo aguantar bien con el grupo. El haber abusado del molinillo en las zonas duras me ha permitido llegar a estas alturas de la ruta en muy buenas condiciones. El la cima de nuevo tomamos la pista que antes nos llevó al Bartolo, pero llegados a la carretera esta vez la tomamos en dirección descendente lo que nos dejará a las puertas del monasterio.
La idea era tomar una pista que baja hacia Benicasim pero que pasaba por el interior del monasterio el cual estaba cerrado. Buscamos la manera de acceder y después de varias vueltas y gracias a las indicaciones de una persona que preguntamos en el interior del monasterio conseguimos encontrar el camino después de bajar una escalera y atravesar una pequeña senda.
La pista de bajada estaba hecha polvo, se veía un estrecho carril por donde la gente solía trazar y por donde más o menos se podía bajar bien, si te salías del carril te encontrabas con un montón de piedras. Después de bajar un pequeño tramo por carretera, cruzar otra pequeña senda a pie llegamos a un camino paralelo a la A7 que nos llevó de nuevo a los coches.
En definitiva, una impresionante con vistas espectaculares y muy recomendable para todos aquellos que les guste hacer pistas en buenas condiciones sin importarle la dureza de las mismas.